domingo, 25 de marzo de 2012

Las virtudes de la líteratura.

¿Qué es la líteratura?
La literatura es aquel arte en el que el instrumento utilizado son las palabras, por ende, se trata de obras artísticas que comunican y se expresan a través de las palabras. Se le llama literatura también al conjunto de autores y sus obras que, a través de la historia, han ido aportando obras en las que se expresan vivencias, emociones, conocimientos, ideas, etc.
El término literatura proviene de la palabra en latín “litterae”, lo que se entiende en español el conjunto de habilidades, saberes y la instrucción para poder escribir y leer de una manera adecuada. Lo anterior se encuentra estrechamente ligado a la gramática, creyéndose incluso, que el término “litterae” es la misma palabra que en griego se denomina “grammatikee”.
Como vemos, al referirnos a la literatura, en realidad estamos hablando acerca del arte de escribir junto a las teorías o estudios de dichas obras. Además es posible hacer usos más específicos de la literatura, como por ejemplo, al querer referirnos a las obras que se relacionan con un tema en particular o con un período específico de la historia.
Si bien hasta aquí se ha logrado definir lo que es la literatura, esto sólo se hace posible a partir del sentido común, ya que los expertos en el tema, a lo largo de la historia no han logrado con dar una respuesta consensuada acerca de lo que es realmente. Lo único que se ha logrado con éxito es delimitar su objeto de estudio, el que está constituido por las obras literarias.
A pesar de la dificultad de su definición, la literatura cuenta con tres elementos básicos, que en su interrelación podemos encontrar las pistas de lo que realmente es. Se trata del objeto literario, que es la obra, el texto o el enunciado literario. En segundo lugar, el referente que lo define como literario y, en tercer lugar, las redes de sujetos, constituidas por quienes escriben y por quienes leen. Es partir de estos elementos que se puede comprender en términos generales de lo que trata este milenario arte.
Los mismos escritores ven al concepto de literatura como un concepto que se encuentra en un continuo evolucionar, permitiendo que se den situaciones como el aceptar hoy como obras literarias a escritos que antes eran absolutamente apartados, mostrando así el constante cambio en los criterios que definen la literatura.
El término literatura y sus adjetivos; una suma de Castagnino Castagnino, en su libro ¿Qué es la literatura?, indaga sobre qué es literatura y cómo abarca el concepto en las diferentes realidades tales como la escritura, la historia, la didáctica, la oratoria y la crítica. Según Castagnino, la palabra literatura adquiere a veces el valor de nombre colectivo cuando denomina el conjunto de producciones de una nación, época o corriente; o bien es una teoría o una reflexión sobre la obra literaria; o es la suma de conocimientos adquiridos mediante el estudio de las producciones literarias (48). Otros conceptos, como el de Verlaine, apuntan a la literatura como algo superfluo y acartonado, necesario para la creación estética pura. Por lo cual Claude Mauriac propuso el sentido de "aliteratura" para contraponer el sentido despectivo de Verlaine. Todas estas sumas hacen de la literatura una propuesta que depende de los ángulos desde donde se la vea. Así, Castagnino concluye que la literatura, más que una definición, es una suma de adjetivaciones limitadoras y específicas.

Si se considera la literatura de acuerdo con su extensión y su contenido, la literatura podría ser universal, si abarca la obra de todos los tiempos y lugares, es nacional. Si se atiende a los fundamentos del hecho literario, es particular, y si apunta a una temática, popular.

Según el objeto, la literatura será preceptiva si busca normas y principios generales; histórico-crítica si presenta un examen genealógico; comparada, si se atiende simultáneamente al examen de las obras, autores y temáticas; comprometida si adopta posiciones militantes frente a la sociedad o el estado; pura si sólo se propone como un objeto estético; ancilar, si su finalidad no es el placer estético sino que está al servicio didáctico de órdenes extraliterarias.

Según los medios expresivos y procedimientos, Castagnino propone que la literatura puede manifestarse en verso o en prosa, donde sus realizaciones pueden ser Líricas, épicas y dramáticas. Líricas, si expresa sentimientos personales. Épícas si se constituye en expresión de un sentimiento colectivo manifestado mediante modos narrativos. Dramáticas si objetiva los sentimientos y los problemas individuales comunicados a través de un diálogo directo. El fenómeno literario ha estado en constante evolución y transformación durante todo el tiempo en el que se encuentra presente. No se le puede nombrar parte de la literatura a un texto en distintas épocas de la historia porque cambia el concepto de “arte literario”.

El valor de la literatura.
Un maestro nos demuestra una vez más lo que genera la líteratura.
Por Jorge Peña Vial

Steven Johns en su libro “Everything Bad is Good for you” hace un panegírico de la cultura popular, la televisión y los videojuegos. Sostiene que la cultura popular de hoy puede no estar enseñándonos el camino de la virtud, pero nos está haciendo más inteligentes. Desconfío de su ingenuo optimismo. Sospecho que la sistemática amnesia de las principales obras culturales de Occidente conduce a una creciente cretinización. Una infinita marejada de basura sin edulcorantes infesta el ambiente de los medios, la publicidad y la literatura. El colapso de los tabúes ha conducido a la búsqueda frenética de nuevos escándalos. Funciona con fórmulas sumamente convencionales. Ante tanta baratija que a veces tiene el descaro de pasar por arte, añoro una censura cualitativa. Me gustaría que se divulgara la lista de los libros que propusieran verdaderos maestros de lectura familiarizados con las grandes obras y con acrisolado gusto estético, en vez de la mecánica cuantitativa que con dogmática exactitud establece cuáles son los más vendidos. Predomina la censura del mercado sobre todo aquello intelectual y estéticamente más exigente, pero que por eso mismo es más gozoso e innovador aunque sea más difícil. Necesitamos maestros de lectura que nos orienten para discriminar lo antes posible -ante la avalancha informativa a que estamos expuestos- aquellas obras merecedoras de ser leídas. Es un acto genuinamente moral. La mala prosa, aunque sus propósitos sean humanísticos y beneméritos, merece la censura porque incurren en simplificaciones que escamotean la complejidad de lo humano y disminuyen la sensibilidad del lector. Se podrá discutir si basta esta moralidad interna e inmanente a la obra de arte y prescindir olímpicamente de sus efectos y repercusiones políticas y morales, pero la discusión debe comenzar por ahí.

Es un hecho irrefutable que el alimento cotidiano de millones de personas es el reality, el fútbol y la telenovela; a su vez se caricaturiza: el científico es un extravagante, al artista un trastornado y el filósofo se cae en el pozo. Se prefiere el rock y el heavy metal que exalta, emociona y consuela a la sonata de Bethoven que es sinónimo de aburrimiento. Es un problema no resuelto por nuestras democracias liberales. Y además, ¿con qué derecho el mandarín cultural impondrá el caviar de Dante al gran público? No tiene ninguno. La coerción de lo “clásico” en las artes se ejerció en los regímenes despóticos. En la URSS y en Europa del Este, antes de 1989, daba la impresión que Goethe y Schiller, Mozart y Pushkin inmunizaban de toda basura. Había noches en Berlín en que se daban cita media docena de recitales clásicos y obras de teatro serias, desde Sófocles a Brecht. Caído el muro, la libertad reclamó su derecho inalienable a la comida basura. El cineasta ruso Nikita Mijalkov comentaba: “Se dice que la democracia permitiría abrir un grifo de agua fresca, y en realidad nos conectamos con las alcantarillas”. Steiner se considera un maestro de lectura: “Es una satisfacción incomparable ser el servidor, el correo de lo esencial, sabiendo que muy pocos pueden ser creadores o descubridores de primera categoría. Hasta en su nivel humilde -el de maestro de escuela-, enseñar, enseñar bien, es ser cómplices de una posibilidad trascendente. Si lo despertamos, ese niño exasperante de la última fila tal vez escriba versos, tal vez conjeture el teorema que mantendrá ocupados a los siglos”. Necesitamos maestros de lectura que nos digan que unas obras son mejores que otras, más dignas de ser conocidas y amadas.
En pocas palabras.
La literatura es importante en el desarrollo personal porque es una nueva forma de expresarte,abre tu mente a un nuevo mundo y amplia tu vocabulario.
La literatura en el desarrollo profesional ayuda a conocer más sobre la vida del pasado, te ayuda a ampliar tu vocabularioy a mantener tu mente abierta. 
















Bibliografía.

domingo, 11 de marzo de 2012

Comienzo.

Otro nuevo año comienza con muchas expectativas de mi parte, tratando de poner todo de mi para que no ocurra lo que paso otros años. El año pasado logre pasar llevándome solo una materia, pero mis expectativas crecen y estoy muy positivo tratando de este año llevarlo al día.